Cada movimiento es saludable: entrevista con Per Morten Fredriksen

Portrait Per Morten
Per Morten Fredriksen (© Unni Grevstad/FFHB)

La actividad física, durante todo el año, es buena para ti. Esta afirmación también es cierta para los niños y adolescentes con cardiopatías congénitas. El ejercicio diario es bueno para la salud física y mental y, no olvides, que además fortalece el corazón.

"La mayor parte de los niños con cardiopatías puede participar en algún tipo de actividad física o atlética”, explica el Dr. Per Morten Fredriksen, terapeuta físico e investigador del departamento de Terapia Física del Hospital Universitario de Oslo. “No hay ningún motivo por el que estos niños tengan que estar sobreprotegidos. Cada paciente es único".

Importancia para las habilidades motoras

Fredriksen está especializado en la actividad física de niños y adolescentes que padecen cardiopatías congénitas. "Los niños activos suelen ser niños populares y por eso es tan importante que los niños con cardiopatías estén en buena forma y sean activos". "Sabemos que los niños con cardiopatías tienen una probabilidad 18 veces mayor que los niños sanos de sufrir trastornos de las habilidades motoras (con independencia del tipo de cardiopatía que sufran). El que una persona sea físicamente activa o no, afecta muchísimo a las habilidades motoras. Dado que el ser humano está hecho para moverse, la falta de ejercicio le afecta física y mentalmente. Los niños, además de perderse los aspectos físicos del deporte, también se pierden los aspectos sociales, que son realmente importantes en la fase de crecimiento". 

Poco es mejor que nada

Fredriksen insta a que los niños y los adolescentes que padecen cardiopatías congénitas estén en la mejor forma física posible. Afirma que “todo el mundo es capaz de hacer algo” y "cualquier tipo de actividad física es mejor que nada". "No estamos hablando de conseguir una condición física de atleta, sino, simplemente, de estar en la mejor forma física posible. El ejercicio también es muy beneficioso para el corazón. El tipo de actividad atlética que es buena para cada individuo depende del tipo de cardiopatía que padezca. Existen actividades que son muy beneficiosas para determinados individuos pero que, a su vez, son muy perjudiciales para otros. Hay que considerar las distintas alternativas en el contexto de la propia cardiopatía. Por ejemplo, una actividad que implique realizar muchos movimientos no es aconsejable en el caso de las arritmias. Sin embargo, lo fundamental es que el niño o adolescente encuentre algo que le guste". 

Beneficios para la salud

Fredriksen establece que llevar a cabo una actividad física suficiente es importante para que los niños puedan desarrollar sus habilidades motoras, su fortaleza física y su autoestima y sentirse realizados. Con frecuencia, la actividad física implica la interacción social con otros niños. La actividad física diaria puede ser beneficiosa para la salud y reducir la mortalidad atribuible a las afecciones cardiovasculares.
"El ejercicio ofrece los mismos beneficios para la salud y los mismos efectos positivos para las personas con cardiopatías, que para las personas sanas". “En la actualidad, los niños y adolescentes con cardiopatías congénitas tienen mejores perspectivas de crecer y de llegar a una edad en la que tengan el mismo riesgo de desarrollar una afección cardiovascular que cualquier otro individuo sano. Una cardiopatía adquirida, además de una congénita, no es muy deseable, motivo  por el que tenemos que controlar la cantidad de actividad realizada por niños y adolescentes con cardiopatías para establecer si hay que aumentarla y, por tanto, incrementar los beneficios para la salud". 

Diferencias enormes

Fredriksen enfatiza la idea de que no hay dos cardiopatías iguales y que varían muchísimo (desde cardiopatías leves y apenas significativas, hasta otras mucho más graves). “Lógicamente, algunas cardiopatías requieren que se les preste más atención que otras. Debido a las enormes diferencias existentes entre los distintos tipos de cardiopatías y entre los síntomas que suponen las mismas para los niños, es difícil establecer directrices generales a la hora de hacer ejercicio. Por regla general, los niños con cardiopatías congénitas necesitan calentar más que los niños sanos; los pacientes con estenosis deberían evitar un entrenamiento duro y aquellos con cianosis deberían fijar ellos mismos el nivel de intensidad”.

El estudio

Fredriksen ha estudiado con pacientes la capacidad de rendimiento físico, los niveles de actividad y otros muchos factores. Ha utilizado pruebas de marcha, cintas rodantes, cicloergómetros, cuestionarios y monitores para medir el ritmo cardíaco. Fredriksen afirma que “una de la cosas que he intentado medir es la cantidad de tiempo que puede aguantar el paciente”. “Aquellos que se sometieron a las pruebas tuvieron que hacer ejercicio hasta quedarse exhaustos, que fue mucho más tiempo que el deseado por sus padres o por ellos mismos. Hicieron ejercicio hasta quedarse sin un ápice de aliento”.

“Como esperaba, la comparación entre los individuos con distintos diagnósticos de cardiopatía y los individuos sanos demostró que los pacientes con cardiopatías tenían una menor capacidad de resistencia física; sin embargo, sus resultados fueron sorprendentemente buenos, teniendo en cuenta la gravedad del diagnóstico de algunos de ellos. Los resultados sugieren que los niños sanos son más activos que los niños y niñas con cardiopatía. Pero, las niñas sanas no son más activas que las niñas con cardiopatías”.

Acción - reacción

En un estudio de ejercicio prospectivo se pusieron de relieve los efectos del ejercicio en los niños y adolescentes con cardiopatías congénitas. Los resultados sugieren que los pacientes con varios diagnósticos pueden realizar ejercicio físico sin problemas y que éste tiene muchos efectos positivos sobre los pacientes. “En Noruega, nos educan en la creencia de que la actividad física es algo saludable y los niños y adolescentes con cardiopatías congénitas son mucho más activos que los niños de otros países con diagnósticos parecidos”, afirma Fredriksen. “En líneas generales, los niños que participaron en nuestro estudio sólo padecían cardiopatías graves (se trataba de una muestra selecta de pacientes con las afecciones más graves), pero ellos también se beneficiaban de algún tipo de actividad física diaria”.

Incluir el ejercicio en la rutina diaria

Los padres, el sistema de asistencia médica, los profesores y los pacientes no están seguros de cuánto ejercicio pueden hacer las personas con cardiopatías congénitas. Entre los factores importantes, encontramos métodos de entrenamiento, intensidad, efectos del ejercicio realizado y, lo más importante, seguridad.

"Los pacientes con cardiopatías congénitas pueden participar en actividades físicas que, en la mayoría de los casos, tendrían efectos positivos sobre los mismos”, afirma Fredriksen. “Las directrices vigentes en este área no son nada claras y los padres suelen tener que decidir por sí mismos. La mejor solución sería una cooperación entre padres, terapeutas físicos, colegios, equipos de atletismo y personal médico. Incorporar el ejercicio en la rutina diaria también es un factor que afecta enormemente a la capacidad de rendimiento físico de niños y adolescentes con cardiopatías congénitas”.

Las técnicas quirúrgicas y los tratamientos médicos han mejorado estos últimos 15-20 años y una proporción cada vez mayor de pacientes con cardiopatías llega a la edad adulta. En la actualidad, el número de adultos, entre 16 y 62 años, que sufren cardiopatías congénitas duplica al número de niños con esa misma enfermedad. No se conoce la cifra total exacta, pero las estimaciones sugieren que hay entre 7.000 y 8.000 niños y adolescentes con cardiopatías y, aproximadamente, 14.000 adultos en Noruega.

"Cada vez más gente vive con cardiopatías congénitas. Ahora, el desafío radica en conseguir que lleguen a la edad adulta. El ejercicio y la actividad física incrementan sus posibilidades de tener una buena vida llegada la edad adulta", concluye Fredriksen.

Sobre Per Morten Fredriksen

Per Morten Fredriksen, fisioterapeuta noruego, es un afamado científico que trabaja en el centro de rehabilitación del Hospital Universitario de Oslo. En el año 2000, elaboró su tesis sobre la actividad física en niños y adolescentes con CC y, a día de hoy, éste sigue siendo su principal campo de trabajo. Ha escrito más de 30 artículos científicos, la mayoría de ellos sobre cardiopatías congénitas, y está considerado un pionero en fomentar la actividad en niños y adolescentes con estas afecciones.

Autor(es): Unni Grevstad
Última actualización: 2009-01-08

¿Te gustaría contarnos tu experiencia? Escribe un comentario sobre este artículo.